Querida Mía
No dejo de pensar que tus riñones fallaron por la nueva dieta, no dejo de pensar que si hubiera impuesto mi criterio estarías
viva. He querido luchar contra tu recuerdo, no pensarte, no acordarme de tus ojos mirándome antes de morir, de tus esfuerzos
por orinar, por eliminar las toxinas que en la noche se volcarían a tu torrente sanguíneo y te matarían.
Pequeña gatita, solo eras un gatito más de este mundo, hubieras sido solo un gatito más, pero no lo fuiste, porque eras mía,
porque yo era de tí, porque tu como tus hermanos te adueñaste de mi corazón, de mi instinto, de mi tiempo, de mi ternura, de
mi deseo de que sobrevivierais todos, pero no pudo ser, y quizá esta tristeza sea, en opinión de otros, desproporcionada,
pero los miro y me faltas tú.
Está tu hueco en la caja, está tu silueta recostada, está la imagen de tu cuerpo como disecado, los ojos semicerrados, la
expresión de dormir placidamente, pero durmiendo por siempre, por siempre...
Dicen que yo no tengo la culpa, yo no sé si la culpa, pero sí sé del dolor. Del dolor de haber hecho caso de unas directrices
descabelladas.
Como sacarme ahora tus ojitos de la cabeza, como dejar de levantarme por las noches para comprobar que tus hermanos siguen
vivos, como no pensar que si no le hubiera hecho caso seguirías viva...
Gatita, la angustia me inflama la garganta y me duele tragar saliva, no sé como piensan los gatos, como sienten, como
recuerdan, pero no siento deseos de humanizarte, creo respetar lo suficiente la vida animal, siento el deseo de comunicarte
de alguna manera que no puedo soportar la idea de que podría haber evitado tu muerte.
Tengo la creencia de que en cada ser existe una energía, una conciencia cuya unica fuente vital es el amor, y que los únicos
seres mortales son aquellos a los que nadie ha amado y que nunca pudieron amar. Pero yo pienso que hay animales que tienen la
suerte de haber amado, que yo tengo la suerte de poder amar a los animales. Creo que estás viva, sí, creo que estás en un
mundo no visible, no palpable, pero que estás, no lo sé, llámese recuerdo... necesitaba hablar contigo.
Después de perderte, solo pretendo no perder a ninguno más.
Donde estés... necesito saber que fuiste feliz, donde estés... si pudiera retroceder en el tiempo, te quedarías conmigo... ya
no sé que más decir... solo una gatita para el mundo, pero dentro de mi mundo: mi gatita.
Adiós Mía... con los ojos mojados de pena, palpitando dolor, te digo Adiós Mía, intentaré acordarme de tí con una sonrisa,
pensar que es cierto, que las almas viven llenas de amor en un eterno placer de amar, en una infinita ternura.
Adiós... Adiós...lo siento tanto...
Adiós Mía, descansa en paz, duerme en la tierra, y despierta en el cielo.
Querida Mía... el tiempo que fuiste mía, fue un tiempo maravilloso.
No dejo de pensar que tus riñones fallaron por la nueva dieta, no dejo de pensar que si hubiera impuesto mi criterio estarías
viva. He querido luchar contra tu recuerdo, no pensarte, no acordarme de tus ojos mirándome antes de morir, de tus esfuerzos
por orinar, por eliminar las toxinas que en la noche se volcarían a tu torrente sanguíneo y te matarían.
Pequeña gatita, solo eras un gatito más de este mundo, hubieras sido solo un gatito más, pero no lo fuiste, porque eras mía,
porque yo era de tí, porque tu como tus hermanos te adueñaste de mi corazón, de mi instinto, de mi tiempo, de mi ternura, de
mi deseo de que sobrevivierais todos, pero no pudo ser, y quizá esta tristeza sea, en opinión de otros, desproporcionada,
pero los miro y me faltas tú.
Está tu hueco en la caja, está tu silueta recostada, está la imagen de tu cuerpo como disecado, los ojos semicerrados, la
expresión de dormir placidamente, pero durmiendo por siempre, por siempre...
Dicen que yo no tengo la culpa, yo no sé si la culpa, pero sí sé del dolor. Del dolor de haber hecho caso de unas directrices
descabelladas.
Como sacarme ahora tus ojitos de la cabeza, como dejar de levantarme por las noches para comprobar que tus hermanos siguen
vivos, como no pensar que si no le hubiera hecho caso seguirías viva...
Gatita, la angustia me inflama la garganta y me duele tragar saliva, no sé como piensan los gatos, como sienten, como
recuerdan, pero no siento deseos de humanizarte, creo respetar lo suficiente la vida animal, siento el deseo de comunicarte
de alguna manera que no puedo soportar la idea de que podría haber evitado tu muerte.
Tengo la creencia de que en cada ser existe una energía, una conciencia cuya unica fuente vital es el amor, y que los únicos
seres mortales son aquellos a los que nadie ha amado y que nunca pudieron amar. Pero yo pienso que hay animales que tienen la
suerte de haber amado, que yo tengo la suerte de poder amar a los animales. Creo que estás viva, sí, creo que estás en un
mundo no visible, no palpable, pero que estás, no lo sé, llámese recuerdo... necesitaba hablar contigo.
Después de perderte, solo pretendo no perder a ninguno más.
Donde estés... necesito saber que fuiste feliz, donde estés... si pudiera retroceder en el tiempo, te quedarías conmigo... ya
no sé que más decir... solo una gatita para el mundo, pero dentro de mi mundo: mi gatita.
Adiós Mía... con los ojos mojados de pena, palpitando dolor, te digo Adiós Mía, intentaré acordarme de tí con una sonrisa,
pensar que es cierto, que las almas viven llenas de amor en un eterno placer de amar, en una infinita ternura.
Adiós... Adiós...lo siento tanto...
Adiós Mía, descansa en paz, duerme en la tierra, y despierta en el cielo.
Querida Mía... el tiempo que fuiste mía, fue un tiempo maravilloso.