Hace tiempo que no escribía nada en el foro... ¡Y han pasado tantas cosas!
Me quedé embarazada por primera vez y era la mujer más feliz del mundo porque mi bebé se iba a criar entre dos felinos maravillosos: Breizh y Nuba. Pero a las pocas semanas aborté... Fue un golpe duro, pero fui superándolo con el amor incondicional y la ayuda de mi marido y de mis dos gatos.
A los pocos meses, una noche mientras nosotros cenábamos, Breizh cayó desvanecido ante nuestros ojos: yo no entendía nada de nada y Carlos menos, lo cogí entre mis brazos y salimos disparados al veterinario: le hicieron de todo pero ya era demasiado tarde. Mi gatito había muerto. Tenía sólo un año y seis meses. Simplemente no lo podíamos creer. Su ausencia, tan repentina, nos partió el corazón. No tengo palabras para describir tanto dolor: me quemaba por dentro.
Le hicieron la necropsia para dejarnos más tranquilos: miocardiopatía hipertrófica felina, una malformación de nacimiento que cuando cursa sin síntomas normalmente produce muerte súbita. Exactamente el mismo caso de los futbolistas que mueren en el campo y aparentemente estaban sanos. ¡Es que mi Breizh era un campeonísimo!
Decidimos incinerar sus restos y nos lo devolvieron en una urna pequeñita: ¡con lo grandullón que él era! Le hemos hecho un pequeño mausoleo en casa.
Han pasado casi dos meses desde su pérdida y escribo estas líneas para rendir a mi gato con sonrisa un homenaje póstumo en este foro en el que tanta gente me brindó su apoyo y consejos cuando me hizo falta, y mientras escibo, no puedo evitar que las lágrimas resbalen por mis mejillas:
Breizh, mereces estar ahora en algún lugar en un más allá idílico rodeado de fuentes de aguas cristalinas, para que puedas beber directamente del chorro como a ti tanto te gustaba, y hacer "masis in the air" cuando te pongas mimosete y remolón. Papi quiere que te diga que echa mucho de menos que le laves la cara por la mañana y tus ronronitas siempre tan sonoras y relajantes: toda una terapia anti estrés. Nuba me pide que te diga que también te echa mucho de menos. Las tardes son más aburridas sin tus persecuciones gatunas.
La muerte nos ha arrebatado tu cuerpo, pero tu recuerdo siempre habitará en nuestros corazones. Fuiste un buen gato: hermosísimo por fuera, redondito y afelpado como un peluche, y mucho más bonito si cabe por dentro, con un carácter dulce y amoroso.
¡Te queremos y nunca podremos olvidarte! Muchas gracias por haber existido y formado parte de nuestras vidas. Fuimos inmensamente afortunados teniéndote entre nosotros.
María, Carlos y Nuba.
Me quedé embarazada por primera vez y era la mujer más feliz del mundo porque mi bebé se iba a criar entre dos felinos maravillosos: Breizh y Nuba. Pero a las pocas semanas aborté... Fue un golpe duro, pero fui superándolo con el amor incondicional y la ayuda de mi marido y de mis dos gatos.
A los pocos meses, una noche mientras nosotros cenábamos, Breizh cayó desvanecido ante nuestros ojos: yo no entendía nada de nada y Carlos menos, lo cogí entre mis brazos y salimos disparados al veterinario: le hicieron de todo pero ya era demasiado tarde. Mi gatito había muerto. Tenía sólo un año y seis meses. Simplemente no lo podíamos creer. Su ausencia, tan repentina, nos partió el corazón. No tengo palabras para describir tanto dolor: me quemaba por dentro.
Le hicieron la necropsia para dejarnos más tranquilos: miocardiopatía hipertrófica felina, una malformación de nacimiento que cuando cursa sin síntomas normalmente produce muerte súbita. Exactamente el mismo caso de los futbolistas que mueren en el campo y aparentemente estaban sanos. ¡Es que mi Breizh era un campeonísimo!
Decidimos incinerar sus restos y nos lo devolvieron en una urna pequeñita: ¡con lo grandullón que él era! Le hemos hecho un pequeño mausoleo en casa.
Han pasado casi dos meses desde su pérdida y escribo estas líneas para rendir a mi gato con sonrisa un homenaje póstumo en este foro en el que tanta gente me brindó su apoyo y consejos cuando me hizo falta, y mientras escibo, no puedo evitar que las lágrimas resbalen por mis mejillas:
Breizh, mereces estar ahora en algún lugar en un más allá idílico rodeado de fuentes de aguas cristalinas, para que puedas beber directamente del chorro como a ti tanto te gustaba, y hacer "masis in the air" cuando te pongas mimosete y remolón. Papi quiere que te diga que echa mucho de menos que le laves la cara por la mañana y tus ronronitas siempre tan sonoras y relajantes: toda una terapia anti estrés. Nuba me pide que te diga que también te echa mucho de menos. Las tardes son más aburridas sin tus persecuciones gatunas.
La muerte nos ha arrebatado tu cuerpo, pero tu recuerdo siempre habitará en nuestros corazones. Fuiste un buen gato: hermosísimo por fuera, redondito y afelpado como un peluche, y mucho más bonito si cabe por dentro, con un carácter dulce y amoroso.
¡Te queremos y nunca podremos olvidarte! Muchas gracias por haber existido y formado parte de nuestras vidas. Fuimos inmensamente afortunados teniéndote entre nosotros.
María, Carlos y Nuba.